Estimados lectores:
Sé que este es mi primer ejercicio de escritura en un blog. No es mi naturaleza tratar temas de alto nivel de controversia política (Cisjordania y Gaza Vs. Israel, Osama Vs. Bush, Chávez Vs. Uribe, y sigue la lista), ya que muchas veces eso crea divisiones inútiles entre la gente. Nadamás ir a una de mis reuniones familiares: Siempre está el tío Pro-Sionismo y el otro que dona mercancía a los Palestinos (que la vida tenga en su gloria a ambos pueblos). Tal vez sea hedonista, superficial o light, pero, como digo yo y mucha gente, "no hay que darse mala vida por pequeñeces, ya que comenzamos a morir tan pronto nacemos".
Actualmente estoy localizado en "La nevera de Colombia", ciudad a la que, personalmente, le guardo un sentimiento doble: De agradecimiento y de aborrecimiento. Pienso que es un lugar que materializa lo que es "merecer por ser". A manera de aclaración, una vez tuve una de esas discusiones cliché (costeño Vs. cachaco) con un bogotano acerca de "qué ciudad era mejor" (se los juro por mis padres que, en mi vida, procuraré no tener esa clase de malos ratos), y llegué a la misma conclusión que otro bogotano: Esta ciudad es malsana, cuna del "Depende del Marrano", "Porque soy bogotano tengo mejor español que tú", "Los costeños maman burra", y otros más que no quiero ponerlos.
Estos regionalismos hacen daño. Como dice David Sánchez Juliao, "El costeño necesita del cachaco, y el cachaco necesita del costeño". No es bueno ser hostiles con el vecino, ya que es una persona que -en teoría- está en la obligación de salvaguardarnos en caso de así necesitarlo (remember Urbanidad de Carreño?). Además, es bueno pagar con bien el mal hecho hacia nosotros. Y, por qué no, disfrutar una María Namén (Botella de 1000 ml de Whiskey Old Parr 12 años) a la orilla del río Ranchería, en la altura de Barrancas, Distracción o cualquier otra locación de mi Guajira.
Realmente extraño esa clase de momentos, en donde mis piés sienten un cambio de temperatura al entrar en las aguas del río Ranchería. Me dá mucha tristeza que no sepan manejar la magia de ese departamento tan bonito que tiene este país. Tierra de poesía, vida tranquila y mujeres bellas.
No pretendo con esto llenar con esto sus expectativas de blog, aclaro. Pero, como dice Diomedes Díaz, orgullo de La Junta (en San Juan Del Cesar), esto lo hago
"Con Mucho Gusto...".